sábado, 15 de mayo de 2010

Bolivia: Sobre la COB y la unidad sindical en la lucha popular boliviano.-


Sobre la COB y la unidad sindical en la lucha popular boliviano.-




Bolivia, 14 de mayo de 2010 (CEP).- A diferencia de las versiones del gobierno, son las bases a través de sus sindicatos quienes están presionando por continuar la lucha por aumento de salarios, esos “unos cuantos dirigentes”, como acusa el gobierno a los movilizados, son en realidad los dirigentes adictos al gobierno que la presente coyuntura los ha desenmascarado como traidores.



Cuando en la marcha del Primero de Mayo los obreros repudiaron a los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) por haberse “vendido” al partido de gobierno, algunos de los cuestionados salieron al paso para rechazar la división sindical y reclamar la unidad obrera, “la unidad alrededor de la organización matriz de los trabajadores”. En los hechos esto significa la unidad entorno a dirigentes que bailan al ritmo de la música que les pone Evo Morales y su partido el Movimiento Al Socialismo (MAS).



En otras palabras significa seguir a una cúpula de dirigentes que no tienen independencia para emprender (menos aún dirigir) la lucha económica en esta época de grave crisis para los obreros y para el pueblo boliviano. Y de la lucha política ni hablar. Es más, encabezados por el minero Pedro Montes, los dirigentes de la COB han saboteado en varias formas la lucha legítima emprendida en abril por los obreros fabriles en todo el país.



Antes del Primero de Mayo, el gobierno de Evo Morales determinó un incremento salarial del 5%, lo que significa que las empresas privadas y las instituciones públicas deberán incrementar como mínimo ese porcentaje a los sueldos y salarios. Los obreros hicieron cálculos, y sus resultados mostraron que eso significa 32 Bolivianos por mes (menos de 5 dólares mes; o dos panes y medio, total 175 gramos, por día).



Entonces los obreros decidieron tomarle la palabra al ideólogo del “proceso de cambio” Álvaro García Linera, quien cada que puede manifiesta su reaccionaria teoría del “papá Estado”, un padre con obligación de atender por igual a todos sus hijos. Los obreros interpelaron precisamente a los actuales administradores del viejo Estado para obtener un incremento salarial de 12% como mínimo. Eso bastó para desnudar el discurso reaccionario de García Linera, Evo Morales y el MAS, que ni siquiera han hecho el amague de escuchar las razones obreras.



Y es que no existe tal “papá Estado”, sino un Estado caduco capaz de defender hasta su último suspiro a terratenientes y grandes capitalistas por igual, ante cualquier mínima presión de los sectores populares.



Pero el MAS tenía todavía un as bajo la manga: los dirigentes cooptados de la COB, convertidos en quintacolumnistas de la clase obrera y de los sectores populares. Los dirigentes encabezados por el minero Pedro Montes aguantaron hasta los primeros días de mayo la presión de las bases obreras, que habían instalado un primer piquete de huelga de hambre el 26 de abril. El 6 de mayo, los burócratas al mando de la COB anunciaron que dirigirían la protesta con una marcha hacia la ciudad de La Paz a iniciarse cuatro días después. ¡Es decir cuando los obreros cumplieran doce días de huelga de hambre! A pesar de ello, por lo menos en este caso los obreros ganaron la pulseta interna al movimiento sindical, pues tuvieron que enfrentar los argumentos rastreros de los dirigentes campesinos de nivel nacional (militantes del MAS, como la ex senadora Leonilda Zurita que funge de dirigente de la Federación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa).



Durante la madrugada del sábado 8, los dirigentes de la COB llegaron a un preacuerdo con los ministros de Evo Morales sin que los obreros, maestros y salubristas (sectores movilizados) supieran de qué se trataba. Con todo, la marcha de la COB partió el 10 de mayo por la carretera hacia La Paz con anuncio de que llegaría a convulsionar la ciudad el viernes 14. Pero no fue así, los ministros de Evo Morales viajaron hacia la marcha el día 11, y bastó unos momentos de charla a puertas cerradas con los dirigentes de la COB para que éstos suspendieran la “protesta”.



Los agentes del gobierno en la COB firmaron un acuerdo con el Poder Ejecutivo el 13 de mayo en Palacio de Gobierno, donde se impidió el ingreso de los representantes fabriles. El mismo día el vicepresidente Álvaro García Linera descargó todo su hígado sobre los obreros, maestros y salubristas llamándolos “contrarrevolucionarios” y “derechistas” (lo que dicho sea de paso, debe ser un verdadero insulto para los dirigentes trotskistas del magisterio urbano de La Paz).



No se trata sólo de que los dirigentes nacionales (de la COB y de las Confederaciones sindicales) hubieran perdido el contacto con sus bases, si bien es un aspecto importante para analizar. El principal motivo de la “traición” de los dirigentes de la COB, señalada así por los trabajadores de todo el país, es que han sido cooptados por el gobierno de Evo Morales y del MAS, y se han alineado incondicionalmente con la ficción de la defensa del “proceso de cambio”.



Ahí está la actual ministra de Trabajo, Carmen Trujillo, o su antecesor ex ministro de Trabajo, Calixto Chipana, ambos dirigentes fabriles de nivel nacional y departamental, respectivamente. Ahí está el eterno dirigente del magisterio nacional, Ramiro Cuentas, actual jefe de la Dirección de Formación Superior del Ministerio de Educación, encargado de impedir el ingreso de jóvenes estudiantes a las escuelas de maestros. Ahí está el dirigente indígena yuracaré y director del Servicio Nacional de Áreas Protegidas, Adrián Nogales. Ahí están los senadores y diputados, a la vez dirigentes campesinos y mineros de cooperativas, militantes declarados del MAS. Ahí está el dirigente de pueblos moxeños y viceministro de Interculturalidad, Miguel Peña, cuya más sonada decisión fue ordenar a los funcionarios ir a trabajar con traje típico una vez por semana. Ahí está el hasta hace poco dirigente de las juntas vecinales de la ciudad de El Alto, Edgar Patana, ahora alcalde de esa ciudad. La nómina es de nunca acabar.



Esto además es el resultado de la política corporativa del gobierno de Evo Morales, que como primera tarea ha cooptado a los dirigentes sindicales de todos los niveles a base de importantes prebendas y cargos públicos, el objetivo de esta política corporativista es controlar y dividir al movimiento popular, arrastrarlo bajo su programa y aplacar (muchas veces con violencia y persecución) toda discrepancia y protesta contra el gobierno cuando se defienden los verdaderos intereses del movimiento obrero popular. Es el caso de Vladimir Machicado, dirigente “sin tierra” encarcelado por acusación de difamación contra Álvaro García Linera.



Empezando por el sector campesino, pasando por las juntas vecinales y terminando por el sector fabril, la consecuencia de esta política gubernamental fue el letargo de los sectores populares durante los primeros años de gobierno del MAS. Ante cualquier intento de protesta e incluso de simple crítica al Poder Ejecutivo, los dirigentes eran señalados por el dedo acusador del gobierno como “derechistas”, “agentes de la CIA”, “contrarrevolucionarios”, “separatistas”… Por eso es que muchos sectores que se levantan en lucha todavía ponen el escudo de que “apoyamos a Evo” para evitar ser descalificados de entrada.



En síntesis, la máxima organización sindical de Bolivia (COB) no es una entidad abstracta, que vale por sí misma, sino que está compuesta por dirigentes nacionales de distintos sectores laborales. Estos dirigentes han optado por defender la posición del gobierno, o lo que es lo mismo defender los intereses de los terratenientes y grandes capitalistas en el país, o lo que es lo mismo combatir y sabotear la lucha legítima del movimiento popular.



Este 14 de mayo, el primer piquete de huelga de hambre de los obreros fabriles cumple 19 días y casi iguales jornadas de salir a las calles a exigir mejor aumento salarial. Hasta ahora fueron perseguidos, reprimidos y hasta encarcelados por el gobierno de Evo Morales, y saboteados desde la COB por dirigentes cooptados para la defensa del viejo Estado. Junto a los obreros están los maestros, los salubristas y trabajadores de otros sectores. En otras palabras sí existe unidad entre los sectores populares, y la unidad está construida en base a demandas legítimas, urgentes y verdaderamente democráticas de estos sectores. La unidad, sin embargo, será más fuerte cuando logren romper de raíz con los dirigentes que están al servicio del gobierno de Evo Morales.



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