domingo, 23 de mayo de 2010

Debate sobre el Partido. Un articulo de Eider Otxa (biltzar gorria)


Debate sobre el partido

Eider Otxa (Biltzar Gorria) / Kimetz.

En la lucha contra los reformistas y los revisionistas de su tiempo, Lenin creó una doctrina completa sobre la hegemonia del proletariado. Argumentó la tesis de que en la época del imperialismo, el proletariado puede y debe tener la hegemonía en toda autentica revolución popular, no sólo socialista, sino también democratica y de liberación. Determinó las condiciones indispensables para asegurar la hegemonía del proletariado, desarrollando la idea de la alianza de la clase obrera con el campesinado y las demás capas no proletarias. Lenin señaló el camino concreto, las formas y métodos de lucha para lograr y realizar en la práctica esta hegemonia.


El problema de la hegemonia es un problema cardinal de la revolución. Como tal, es asimismo uno de los problemas más sutiles de la actual lucha ideologica. Tambien en este sentido las enseñanzas de Lenin tienen una importancia decisiva. Lenin enseñaba que la actitud hacia la hegemonía del proletariado en la revolución es la piedra de toque para todo partido que pretende defender los intereses de la clase obrera, es la expresión fundamental de su autentico carácter revoluciónario.

“...Renunciar a la idea de la hegemonía-subrayaba lenin- es la forma más burda de reformismo” (V.I. Lenin, Obras, Vol 17, pag.252)

La negación de la misión histórica mundial del proletariado de su papel dirigente en la lucha por el socialismo, constituye la base de todas las teorias reformistas de los revisionistas contemporáneos. Según ellos, en los momentos actuales está ya caduca la idea de la hegemonía del proletariado, y la lucha por el socialismo pueden dirigirla las más diversas clases, capas y fuerzas políticas.
En las condiciones del impetuoso desarrollo de la revolución técnica y cientifica en nuestro siglo pretenden, a coro con los ideólogos burgueses, que en primer plano estás los intelectuales y tecnicos cuyo cuyos peso y papel en la sociedad están creciendo tanto que desplazan a todas las demas capas y están tomándo en sus manos la dirección de toda la vida del país. El objetivo de estas “Teorias” tecnocráticas e intelectualístas aparecidas en los paises desarrolados es apartar a la clase obrera de la revolución, tratarla como a una simple fuerza productiva, que debe someterse a la “elite” intelectual, encubrir las profundas contradicciones de clase en estos países y perpetuar así la dominación de la burguesía capitalista.
Sin lugar a dudas, en las actuales condiciones, con el gran aumento del número de tecnicos e intelectuales, con el engrosamiento de sus filas inclusive con elementos procedentes de las capas medias y de las masas trabajadoras, con la extensión de la explotación capitalista tambien sobre una parte de la intelectualidad, la actitud hacia ellos adquiere particular importancia, se amplían las posibilidades de alianza de la clase obrera con estas capas intelectuales.
Pero no obstante esto no hay que olvidar que la burguesía imperialista realiza grandes esfuerzos por corromper y poner a los intelectuales al servicio de ellos y contra la clase obrera. Los diversos grupos intelectuales ocupan una posición intermedia entre el proletariado y la burguesía, y los diversos grupos de intelectuales, expresan los intereses de las diversas clases. Como consecuencia, señala Lenin, que en su seno

“Se propagan en una forma particularmente amplia aquellos puntos de vista mediocres, eclécticos, aquella confusión de principios y de puntos de vista opuestos, aquella tendencia a alcanzar con palabrería las altas esferas y a encubrir con frases los conflictos de los grupos históricos de la población, lo que Marx, hace medio siglo, ha desenmascarado en forma tan inexorablemente con sus sarcasmos.(V.I. Lenin, vol.4, pag. 229).

Los intelectuales por no constituir una clase independiente economicamente, no pueden ser tampoco una fuerza política independiente. Por ello, solo participando en la lucha junto con el pueblo trabajador y bajo la dirección del proletariado, la parte progresista de los intelectuales puede desempeñar su papel progresista y dar su gran aporte al movimiento revolucionario. La misión histórico-mundial del proletariado no es una idea inventada, sino una ley objetiva, que emana de las mismas condiciones social-económicas de esa clase, de sus fundamentales intereses y objetivos, del hecho de que es la portadora del nuevo sistema social comunista, está armada con la teoria científica del socialismo y cuenta con su estado mayor político de dirección, el partido marxista leninista.
Si en los países capitalistas desarrollados los ideólogos burgueses conceden el papel dirigente a los intelectuales, en los países atrasados este papel se lo dan a la burguesía nacional ó a la pequeña burguesía, las que supuestamente están llevando estos países al socialismo por la llamada via pacifica del socialismo del siglo XXI o vía no capitalista de desarrollo. Es un camino según dicen ellos, se puede pasar al socialismo sin la dirección de la clase obrera y de su partido, sin la teoria marxista-leninista, sin la revolución socialista y la instauración de la dictadura del proletariado. Este transito puede conducir a cualquier cosa pero jamás al socialismo. Hacer propaganda a este camino significa abandonar totalmente el marxismo-leninismo y el socialismo científico.
El insuficiente desarrollo del proletariado en algunos países no puede ni debe ser, en lo más mínimo, un argumento para negar su hegemonía.

“la fuerza del proletariado en todo país capitalista-decía Lenin- es mucho mayor que el porcentaje que éste representa en el total de la población. Esto sucede porque el proletariado predomina económicamente sobre el centro y el nervio de todo el sistema económico del capitalismo y porque encarna, económica y politicamente, los auténticos intereses de la gran mayoría de los trabajadores”.(V.I. Lenin, Obras, vol.30, pag 307).

La idea de la hegemonía del proletariado, Lenin la vinculaba con la creación del partido revolucionario de la clase obrera. Sin el papel dirigente del partido, la hegemonía y la misión histórica del proletariado son solo una frase huera. La idea revisionista de que hay que formar tendencias, corrientes, que no hay fuerzas, que el partido es una administración de cargos solo desarman a la clase obrera, justificar los llamados “caminos específicos de transición al socialismo”, los diversos modelos de socialismo y la línea de los revisionistas de unión y fusión con los partidos social-demócratas, en los países capitalistas avanzados y con los amplios frentes nacionales dirigidos por la burguesía nacional, en los países oprimidos dejan a la clase obrera desarmada.

“Solo el partido marxista-leninísta, como vanguardia consciente y organizada de la clase obrera, como partido revolucionario consecuente, fiel hasta el fin a los principios ideológicos de nuestra doctrina, puede llevar al país y al pueblo ala victoria, tanto en la revolución nacional y democrática como también en la revolución proletaria y en la lucha por la edificación de la sociedad socialista y comunista.(E. Hoxha. Informe en el IV congreso del Frente Democrático de Albania).

Lenin elaboró las normas de la vida interna del partido, que son las que lo cimentan, lo forjan, le dan la posibilidad de desempeñar su papel dirigente y organizativo. La comprensión profunda, no formal, sino ideologica, de estas normas y sus riguroso respeto constituye un factor de suma importancia para que el partido sea revolucionario consecuente.
La fuerza principal de partido, señalaba Lenin, consiste en sus estrechos lazos con la clase obrera y las masas trabajadoras.

“Necesitamos partidos tales-decía Lenin- que se mantengan sin cesar ligados a las masas y que sepan dirigir a estas masas”.

Estos lazos no dependen, en lo más mínimo, del número de miembros del partido, sino, en primer lugar, de la correcta linea política del partido, de su trabajo en el seno de las masas y de la calidad de sus militantes. El partido no puede ser ni un partido cerrado y estrecho, ni tampoco un partido ilimitado, en el que pueda entrar y salir, a su antojo, el que quiera y cuando quiera, como se han convertido algunos grupos comunistas. Semejantes partidos son adecuados para asegurar un mayor numero de votos en las elecciones burguesas, pero totalmente incapaces de desarrollar su actividad revolucionaria. El abrir las puertas a toda suerte de elementos burgueses y pequeño-burgueses, oportunistas y arribistas, es una de las principales fuentes de la degeneración de muchos partidos revolucionarios.
La burguesia está interesada en que el partido del proletariado sea un partido totatmente abierto y legal, para poder controlar toda su actividad, y en el momento propicio golpearlo y desbaratarlo. Por eso los partidos revolucionarios no pueden dejar de conceder primordial importancia a la organización, a las bases y a la actividad clandestina, sin subestimar todas las posibilidades legales que las condiciones permitan aprovechar. Lenin recalcaba que es digno de su nombre sólo aquel partido de la clase obrera que es capaz de combinar el trabajo legal con la actividad revolucionaria clandestina, que está por la revolución violenta y la dictadura del proletariado.
El partido siendo un partido nacional, arraigado a su suelo nacional, estrechamente ligado al pueblo de su país y a sus intereses y anhelos, es, al mismo tiempo, un partido de carácter profundamente internacionalista. Esto requiere que asuma una completa responsabilidad no sólo sobre el destino del movimiento en su país, sino también sobre el del movimiento revolucionario mundial, luche contra todo el que abandone los principios y desarrolle una actividad escisionista, defienda la unidad revolucionaria de los proletarios de todos los países, consolide la colaboración y coordine las acciones con los demás destacamentos del MCI.

“El proletariado no puede luchar por el socialismo y defender sus intereses económicos cotidianos sin la más estrecha y completa alianza de los obreros de todas las naciones en todas las organizaciones obreras sin excepción”(V.I.Lenin, Obras, vol.19, pág. 269).

Pero la unidad de los obreros y de su movimiento revolucionario ha sido socavada hoy por los revisionistas contemporáneos que son los mayores escisionístas que haya conocido la historia del comunismo internacional,. Esta historia comprueba que en todas partes y momentos, a nivel nacional o internacional, la principal fuente ideológica y política de la escisión son el oportunismo y el revisionismo traidor. Esta es una ley objetiva, cuya justeza ha sido y sigue siendo comprobada por toda la historia del movimiento comunista vasco y mundial.

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