martes, 2 de octubre de 2012



A propósito de un artículo de Jon Juanma en Dazibao Rojo

M. Alonso

Comparto tu opinión que nos hace falta una organización revolucionaria seria (según mi opinión, MLM) pero no tanto para evitar las acciones represivas como para plantear la cuestión de la toma del poder por el proletariado y las demás clases populares.

Sin ese partido, sin esa organización es comprensible que crezcan las posiciones anarquistas o de un falso radicalismo entre la juventud y no por problema de testosterona, es por la carencia de una línea política revolucionaria verdadera. Estoy de acuerdo que ser radical o ser rebelde, no es actuar como un hooligan en día de partido (de fútbol). No existe como especialidad olímpica la carrera ante la policía, pero si es cierto que, ironías aparte, es un aprendizaje para tareas más complejas.

Las fuerzas represivas, policiales, militares o militarizadas están formadas en su mayoría por personas que provienen de las diversas clases populares  y solo una minoría, principalmente altos mandos, provienen de la mediana o alta burguesía. Parecen muy poderosos con sus cascos y sus escudos pero en perspectiva el pueblo organizado lo es mucho más. Existen contradicciones que se pueden trabajar, pero solo en el momento que los elementos intermedios (de mayoría popular) de los aparatos represivos perciben a sus jefes como “caballo perdedor” empiezan a ser permeables a las consignas revolucionarias, pero esto solo se produce cuando una poderosa organización revolucionaria dirige la lucha de las masas. Con esto no quiero decir que no es necesario ese trabajo de zapa de forma permanente o si lo prefieres, Juanma, de pedagogía democrática.

Pero sin olvidar lo que señaló Lenin “salvo el Poder todo es ilusión” pues solo en el marco de un estado revolucionario, de dictadura del proletariado, se podrá alcanzar  una nueva sociedad en el que los valores de la solidaridad y el apoyo mutuo sean capaces de hacer avanzar a la humanidad hacia el socialismo.

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